Son camionetas de la municipalidad que están en desuso. Se encuentran allí, acumulando óxido desde hace años, y el gobierno local no ofrece respuesta.
El galpón municipal alberga una flota de camionetas en estado de abandono.
Estos vehículos son de propiedad municipal, pero están sin usar y acumulan óxido desde hace años.
Las camionetas fueron adquiridas durante la gestión de Nelson Gleadell, pero con el tiempo se descompusieron y no ha existido voluntad para arreglarlas.
Antes había más vehículos, pero hubo cuantiosos robos de partes. Un desguace generalizado que se extendió durante la gestión Tomasso.
Durante ese gobierno, dejaron estar a las camionetas, permitiendo que se destruya propiedad y patrimonio municipal.
Todo esto sucedió ante el silencio de las autoridades ejecutivas y legislativas municipales.
Y aún sigue sin tener lugar una política clara al respecto de una administración, como la actual, que quiere poner al cuidado del medio ambiente como una bandera propia.